Viernes 30 de Octubre 2014, East Los Santos
Aqui yo sentado en este puto asiento aeroportuario, esperando que venga mi avión, además escribiendo un pinche diario que me mandó a hacer el puto psicólogo del puto hospital, bueno... debo agradecer que aunque sea conseguí lugar para sentarme a esperar. Es una ciudad de mierda y ya pronto estaré en Los Santos. así que voy a contarle a mi querido diario simplemente la verdad al pié de la letra
Todo comenzó cuando mis padres me abandonaron cuando yo apena tenía meses de nacido, se lo dejaron a mi madre, una verdulera que vivía en pleno barrio de Los Santos, en East Los Santos. Doña Tita cuando me tomó entre sus brazos y sonrió lagrimeando ya estaba un poco anciana, me puso un nombre y su apellido. Yo nací, según ella, el 8 de mayo de 1989.
Ella era una modesta anciana, con muy buenas costumbres y yo era un pequeño guanaco, que tenía un futuro incierto por delante. Cuando yo tenía seis años y ella fallece, el hermano mayor de mi amigo me lleva a su casa y me adopta legítimamente. Nunca la ley me buscó para saber mi paradero.
Con mi amigo y su hermano nos divertíamos mucho, pero cuando llegué a la pre-adolescencia me di cuenta de todo y empecé a acostumbrarme. Perdón... me olvidé de decir que el hermano de mi amigo era uno de los jefes de la "Iberia Locos Salva trucha". Mi primer brinco fue a los 12 años y mi primer tatuaje a los 14. Luego de eso seguí recibiendo brincos pero en forma de castigo, por todas las pendejadas que hacía, y así fue como aprendí todo lo que ahora sé. La Mara Salvatrucha fue mi verdadera familia, la que me protegió y al mismo tiempo enseñó a estar y defenderme en la calle, la que marcarían mis códigos y los valores que hoy en día conservo.
Los códigos entre nosotros seguían en pié, por lo tanto no hacíamos nada a gente inocente y nos negábamos a violar mujeres inocentes también, así que solamente nos concentrábamos en asaltar negocios y empresas para luego comprar nuestras armas. Ni siquiera nos interesaba comercializar con drogas... Eso hizo que muchos colegas que vivían en las calles, busquen protección en nuestra familia, y a su vez eso ayudó a que pudiéramos patearles el culo a muchas pandillas de la Mara 18 de sus nidos. Poco a poco el Dyablo pasó a ser jefe de una pandilla a ser jefe de la mitad de la ciudad donde se encontraba la MS-13. Mi amigo y yo pasamos de ser unos simples pelotudos con pistola a unos distribuidores de "metal" de alto calibre en muchos barrios. Estábamos en nuestro juego, pero el paraíso no duraría mucho...
Un Martes 13 desperté temprano, luego de una noche de puro alcohol, y estaba muy mareado. Cuando me fijé la hora no podía entender por qué me levanté tan temprano. Cuando voy al patio a fumar un cigarro de marihuana como todas las mañanas, siento que la brisa me acaricia mi cabello y me habla al oído. En ese momento había un charco, y me acerqué a mirarlo, Era yo, calvo, con los ojos perdidos, con tatuajes que me condenaban para toda mi vida, y lo peor de todo... con sangre en mis manos. Y no tenía las manos sucias literalmente, sino que ya había matado a tantas personas que no llevaba la cuenta. Me puse a pensar que nosotros no matábamos gente inocente pero sí lo hicimos. La vez que robamos el camión blindado yo mismo maté a uno de los guardias, y él pudo haber tenido una buena vida.Si antes me odiaba a mí mismo por haber entrado a este mundo lleno de criminales y violadores, ahora me odiaba más porque me puse a pensar que el guardia que yo había matado hace unos meses pudo haber tenido una familia e hijos. En ese momento mi cara se llenó de lágrimas y mi boca atrajo al puro de la marihuana como imán.
Continuara
